¿Quién no ha escuchado esta frase? “Hoy en día no faltan conductores, sino buenos conductores”. Esta frase, que suelen repetir las empresas de transporte, aparece en muchas discusiones. Decidí averiguar tanto del lado de los empleadores como de los trabajadores qué significa realmente ser un buen conductor.
Los propios conductores, especialmente aquellos con más experiencia, se toman un momento para responder a esta pregunta. “Ser consciente del tamaño y el peso del vehículo que estamos manejando”, dice Sjors, un conductor de los Países Bajos. Peter, de España, subraya la importancia de tener buenos modales en el trato con los clientes: “Un conductor no puede ir a la oficina en sandalias, descalzo, en pantalones de deporte sucios y dejando un mal olor”, añade.
Otros conductores tienen opiniones similares. Muchos de los que encuesté destacaron que un buen conductor cuida su camión, no lo daña, no causa problemas, y revisa regularmente el funcionamiento y equipamiento básico del vehículo.
También hubo quienes afirmaron que un buen conductor podría aparcar en reversa con los ojos cerrados, pero eso parece más bien una muestra de confianza que una cualidad de un buen conductor.
De todos modos, los propios interesados consideran que un buen conductor debería tener las características mencionadas. ¿Realmente faltan profesionales de nuestro gremio con estas cualidades? Me atrevo a dudarlo.
Echemos un vistazo al otro lado, el de las empresas de transporte. Aquí, la caracterización de un buen conductor es algo diferente, aunque hay un punto en común.
Las empresas valoran sobre todo la puntualidad y la capacidad de pensar con criterio. Pensar mientras se conduce, al asegurar la carga, al tratar con clientes o cargadores. Este tema de “pensar” se repitió en las respuestas de mis interlocutores. Además, las empresas demandan del “buen conductor” cualidades que se adapten a la cultura de la empresa. “En nuestra empresa, un buen conductor no tiene miedo a las alturas, ya que a veces tiene que subirse al contenedor para cerrar las puertas”, comenta Erik, un despachador en los Países Bajos.
Un transportista alemán de líquidos peligrosos espera, por supuesto, que un buen conductor conozca la normativa ADR, pero también que sea prudente y capaz de actuar correctamente en situaciones de emergencia.
Para un transportista polaco, un “buen conductor” es alguien que no se queja cuando tiene que pasar más tiempo en la carretera y, por supuesto, cambia una llanta si es necesario.
De las muchas conversaciones que he tenido, se desprende que no existe una definición única de buen conductor. Por eso considero que hablar de la falta de buenos conductores es muy injusto.
En otro artículo, reflexionaremos sobre lo que significa trabajar en una “buena empresa”.
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